domingo, 14 de junio de 2009

HISTORIA DEL AIKIDO EN MÉXICO


HISTORIA DEL AIKIDO EN MÉXICO

En el campo de las artes de pelea encontramos muchas supercherías en torno a budos como el karate, el judo o el aikido, una de éstas es la que todas las escuelas, en cierta forma, pregonan la autenticidad y genuinidad de su arte. Muchos grupos e instructores reclaman su distinción en muchas formas de combate sin armas y nunca se propone el problema de autenticidad en contraposición a la adaptabilidad ¿Se puede decir que la esgrima “auténtica” podría ser interpretada como la esgrima en que uno mata a su adversario? ¿Podría ser considerado como boxeo “real” el boxeo en el cual los contrincantes usan guantes con púas, como lo hacían en épocas del Imperio Romano? La autenticidad es importante únicamente en un museo.

Como cualquier arte que puede ser adaptado a las condiciones naturales donde está siendo practicado, el aikido es practicado en forma diferente estilísticamente en Japón, Europa o América. Aunque existe una manera característica de movimientos y un cuerpo básico de trabajo identificable fácilmente, cada país y cada instructor introducen un sutil cambio de modo o forma.

Por ejemplo, el estilo de aikido practicado en Suzaku dojo es producto de muchas y variadas formas de interpretar y concebir el aikido de Ueshiba, hecho que no demerita en lo más mínimo su genuina condición.

La adaptación cultural de la forma del aikido en México es producto de una historia que data desde el año en que se celebraron los XIX Juegos Olímpicos, en nuestro país, 1968, cuando vino a México el japonés Manzo Iwata a presidir el Primer Torneo Mundial de Karatedo, celebrándose este torneo en el Auditorio Nacional, en dicho evento se realizó la primera exhibición de aikido que se dio en tierras mexicanas, demostración que dejó en el público una velada admiración, ya que sus formas se vieron de una plasticidad y elegancia asombrosa, contrastando con las katas y el estilo del shito ryu, con su característica rigidez y tosquedad. Y a partir de 1969, se practica el aikido de Shoji Nishio, discípulo de Morihe Ueshiba en el dojo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) durante los siguientes 12 años.

Sin embargo, el contenido místico, muy importante en la presentación de Ueshiba, estuvo totalmente ausente en las enseñanzas y prácticas de Shoji Nishio. Morihei Uheshiba sostenía que la esencia del aikido era el ki; que el ki era una forma de poder espiritual que era capturado por el practicante, del poder espiritual global existente en el universo. Por medio de la práctica del aikido, una persona podía desarrollar la capacidad para permitir el flujo del ki a través de su cuerpo. El ki lo hacía invulnerable. El ki le daría una fuerza irresistible. El ki cambiaría su vida. Uheshiba creía también que la práctica del aikido daría automáticamente elevación espiritual y que a través de la práctica el mundo se uniría en amor.

En México esta concepción shintoista no sería aceptada por su mayoría católica, por lo que Shoji Nishio, a pesar de que conservó el tono de belleza tradicional del budo japonés, adecuó de manera apropiada el contenido cultural y religioso del arte al medio mexicano; con lo que implicó la adaptabilidad del estilo a un nuevo entorno idiosincrásico, donde los valores sociales son otros, sin restarle elegancia, belleza y efectividad al aikido.

Escrito por SD

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